Hace años parte de la lucha política se basaba en la lucha
contra la precariedad. Allá por el 2008 se denunciaba la crisis que pasaba la
clase trabajadora, en especial colectivos como los jóvenes y las mujeres, y que
más de 10 millones de trabajadores no llegaban a ser mileuristas, ¿os acordáis
de este término?
La precariedad y la temporalidad eran crisis permanente y
amenazas contra los trabajadores pero unos años después la situación ha
cambiado completamente.
Durante estos años hemos perdido derechos, han puesto su
punto de mira en servicios públicos como la sanidad o la educación y han convertido nuestras vidas en un
interrogante permanente que nos impide tener derecho a una vida digna.
Las dos últimas luchas que han tenido más repercusión en la
sociedad de nuestro estado en las últimas semanas se han centrado en algo tan básico
como el trabajo y el pan.
La lucha de los mineros contó, y cuenta, con el apoyo de la
sociedad, todo el mundo entendía que su lucha era legítima y se centraba en
algo tan básico como el derecho al trabajo y el futuro de las cuencas mineras,
es decir el futuro de miles de familias de trabajadores.
Y en los últimos días los medios de comunicación se han
centrado en las acciones del SAT tras los actos que realizaron en un Mercadona
y en un Carrefour.
En esta ocasión se habla de hambre, recordemos que UNICEF ha
denunciado que en España el 17,1 % de
los niños están bajo el umbral de la pobreza o que la propia Unión Europea nos ha
entregado este año 67 millones de kilos de comida, de los cuales se beneficiarán
2 millones de españoles.
La pasada semana pude comprobar, con rabia, como en un
pueblo como Alpedrete también se veían personas que abrían cubos de basura
cercanos a supermercados para comer allí y las ONGs que hasta ahora entregaban
productos de alimentación básicos a familias que están pasándolo mal están
denunciando que no pueden asumir mas responsabilidades.
Y sin duda a estas luchas también habría que sumar la de la
vivienda, en una sociedad que también se ha organizado y se ha indignado ante los
desahucios que se están produciendo.
Años después la sociedad esta cambiando y con ello incluso
nuestras reivindicaciones, antes hablábamos
de precariedad (que sigue existiendo en la mayoría de trabajos) pero ahora
empezamos a hablar de algo tan básico como pan y trabajo.
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