miércoles, 22 de agosto de 2012

Pan y trabajo


Hace años parte de la lucha política se basaba en la lucha contra la precariedad. Allá por el 2008 se denunciaba la crisis que pasaba la clase trabajadora, en especial colectivos como los jóvenes y las mujeres, y que más de 10 millones de trabajadores no llegaban a ser mileuristas, ¿os acordáis de este término?
La precariedad y la temporalidad eran crisis permanente y amenazas contra los trabajadores pero unos años después la situación ha cambiado completamente.
Durante estos años hemos perdido derechos, han puesto su punto de mira en servicios públicos como la sanidad o la educación  y han convertido nuestras vidas en un interrogante permanente que nos impide tener derecho a una vida digna.
Las dos últimas luchas que han tenido más repercusión en la sociedad de nuestro estado en las últimas semanas se han centrado en algo tan básico como el trabajo y el pan.
La lucha de los mineros contó, y cuenta, con el apoyo de la sociedad, todo el mundo entendía que su lucha era legítima y se centraba en algo tan básico como el derecho al trabajo y el futuro de las cuencas mineras, es decir el futuro de miles de familias de trabajadores.
Y en los últimos días los medios de comunicación se han centrado en las acciones del SAT tras los actos que realizaron en un Mercadona y en un Carrefour.
En esta ocasión se habla de hambre, recordemos que UNICEF ha denunciado que en España  el 17,1 % de los niños están bajo el umbral de la pobreza o que la propia Unión Europea nos ha entregado este año 67 millones de kilos de comida, de los cuales se beneficiarán 2 millones de españoles.
La pasada semana pude comprobar, con rabia, como en un pueblo como Alpedrete también se veían personas que abrían cubos de basura cercanos a supermercados para comer allí y las ONGs que hasta ahora entregaban productos de alimentación básicos a familias que están pasándolo mal están denunciando que no pueden asumir mas responsabilidades.
Y sin duda a estas luchas también habría que sumar la de la vivienda, en una sociedad que también se ha organizado y se ha indignado ante los desahucios que se están produciendo.
Años después la sociedad esta cambiando y con ello incluso nuestras reivindicaciones,  antes hablábamos de precariedad (que sigue existiendo en la mayoría de trabajos) pero ahora empezamos a hablar de algo tan básico como pan y trabajo.

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